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Christian Talk

Una lectura diaria para reflexionar, la matutina en audio. Jovenes adventistas Matutina juvenil Visita PCjovenes.com para mas informacion.

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United States

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Spanish


Episodes

¿SOL O SOMBRA? - 2 OCT 2012

10/2/2012
Pórtense como quienes pertenecen a la luz, pues la luz produce toda una cosecha de bondad, rectitud y verdad. Efesios 5:8,9. Se cree que Robert Hughes (1926-1958), de Illinois, Estados Unidos, ha sido la persona más gorda en la historia de la humanidad. Cuando tenía apenas seis años de edad, ya pesaba unos 92 kilogramos. A los diez años pesaba 171 kilogramos. En un momento de su vida llegó a pesar nada menos que 486 kilogramos. Para el momento de su muerte, a los 32 años de edad, pesaba alrededor de media tonelada. Se dice que su ataúd era tan grande como para transportar un piano y que tuvo que ser bajado a la fosa con una grúa (Richard B. Manchester, Incredible Facts [Hechos increíbles], pp. 102, 103). ¿Te imaginas lo que los seres de otro planeta habrían pensado si hubieran visitado la Tierra y, por pura casualidad, se hubieran topado solo con Roberto Hughes? No los culparía si pensaran que todos los terrícolas pesamos alrededor de media tonelada. Una confusión similar ocurre, aunque en un plano muy diferente, cuando representamos mal a nuestra iglesia. Si eres el único miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en tu familia, o en tu vecindario, o en tu salón de clases, la gente que te rodea se hará una idea de lo que es un adventista por lo que vean en ti. Por ello, el privilegio de ser un cristiano adventista del séptimo día también conlleva una gran responsabilidad: dondequiera estemos, somos representantes de Cristo y, por supuesto, de nuestra iglesia. Algunos jóvenes adventistas han vivido en carne propia una situación que ilustra lo que estoy diciendo. Me refiero a los estudiantes que han solicitado ser exonerados de los exámenes en día sábado. Entre las razones que los profesores usan para negarles la excepción, es que otros «adventistas» no han tenido problemas para presentar exámenes en día sábado. «Si otros adventistas lo hacen, ¿por qué no podrías hacerlo tú?», contestan. Lo admitamos o no, nuestra vida afecta a los demás. Como dice Elena G. de White, nuestra conducta «produce sol o sombra» sobre todos aquellos con quienes nos relacionamos (Mensajes para los jóvenes, p. 244). ¿Qué efectos en los demás está produciendo tu conducta? ¿Es un sol que ilumina, o una sombra que oscurece? “Padre Celestial, que mi vida sea una luz que disipe las tinieblas dondequiera que esté”.

Duration:00:03:22

LIBERAR AL PRISIONERO - 1 OCT 2012

10/1/2012
Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes. Colosenses 3:13. «Odiar a alguien —escribió Harry Emerson Fosdick— es como quemar tu casa para matar al ratón que te está molestando». Y yo añadiría algo más: es como quemar la casa y que el ratoncito se escape. En otras palabras, odiar no vale la pena. El precio es demasiado elevado. No voy a decirte ahora cuáles son las consecuencias que odiar a alguien puede ocasionar a tu salud. Esto ya lo has escuchado. Quiero más bien referirme a un efecto que Anthony de Mello ilustra muy bien en su libro La oración de la rana. Es el relato de un exprisionero de un campo de concentración nazi que visitó a un amigo que también había sufrido esa terrible experiencia. —¿Has logrado olvidar a esos nazis? —preguntó a su amigo. —Sí —contestó él. —Yo en cambio no he podido olvidar. Sigo odiándolos con todo mi corazón. —En ese caso —le contestó su amigo— todavía eres su prisionero. ¿Albergas odio en tu corazón hacia alguien? ¿Hacia algún amigo o amiga, por algo que esa persona hizo que todavía te causa dolor cuando lo recuerdas? ¿O quizás hacia algún familiar? Pues acaso te convendría elevar un ruego a Dios como el del Salmista, pidiéndole al Señor que examine tu corazón para ver si hay en él algún odio o resentimiento hacia otra persona (ver Sal. 139:23,24), y para que con su poder lo quite de ti. Porque si hay algo que el relato del exprisionero nos enseña es que en el juego de la vida, el que odia siempre resulta perdedor. No importa cuánto daño te haya hecho esa persona o cuánto dolor te haya causado, si la odias, ella es el carcelero y tú eres su prisionero. Es verdad que todavía puedes sentir dolor por lo que te hizo esa persona, pero como bien escribió Lewis Smedes, ese dolor no va a sanar por sí mismo. La única manera de que sane es perdonando a quien te hirió. Cuando eso hagas, estarás extirpando un tumor maligno de tu cuerpo. Y mejor aún, «liberarás a un prisionero; solo que descubrirás que ese prisionero eres tú mismo» (Forgive and Forget. Heahng the Hurts We Don’t Deserve [Perdonar y olvidar: Para sanar las heridas que no nos merecemos], p. 133). “Limpia, Señor, mi corazón de cualquier odio o rencor”.

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¡ADVERTENCIA! - 29 SEPT 2012

9/29/2012
Confía de todo corazón en el Señor y no en tu propia inteligencia. Ten presente al Señor en todo lo que hagas, y él te llevará por el camino recto. Proverbios 3:5,6. ¿Cuál de los siguientes desafíos te parece que requirió de más fe de parte de los siguientes personajes bíblicos? Dios le pide a Noé que prepare las herramientas porque debe iniciar un proyecto de construcción: ¡Un barco en tierra seca! Dios le pide a Abram que abandone su tierra porque debe mudarse a un nuevo lugar. Destino: ¡Desconocido! Dios le pide a Josué que se prepare para atacar a Jericó. ¿Cuál es el plan de ataque? ¡Dar vueltas alrededor de las murallas de la ciudad! No está fácil. ¿Imaginas lo que pensaron estos personajes bíblicos cuando recibieron esas órdenes? ¿Por qué Dios a veces hace cosas que no tienen sentido? Mejor dicho: ¿Por qué hace cosas que no tienen sentido para nosotros? Porque Dios puede ver el cuadro completo, de principio a fin. Por eso dice: «Mis ideas no son como las de ustedes, y mi manera de actuar no es como la suya. Así como el cielo está por encima de la tierra, así también mis ideas y mi manera de actuar están por encima de las de ustedes» (Isa. 55:8,9). Los planes de Dios no son los nuestros, pero él nos pide que seamos parte de ellos. Sabe que sus planes son para nuestro bien. Y también sabe que, al obedecerle, aunque a veces no entendamos el porqué, nuestra confianza en él aumentará. Por eso se atreve a pedirnos lo que dice nuestro texto para hoy. Él quiere que confíes en él. Que pongas en sus manos tus planes, tus dudas, tus anhelos, tus sueños, tus temores. Él desea que lo hagas de todo corazón, no a medias. Él te previene para que cuando tengas que tomar las decisiones más importantes de la vida, no dependas de tu propia inteligencia, sino que lo tengas en cuenta. ¿Te atreverías a poner en práctica este plan, a partir de hoy mismo? Eso sí, una advertencia: Recuerda que lo que Dios hace, no siempre tiene sentido (para nosotros, claro está, porque para él ¡sí lo tiene!). “Padre celestial, ayúdame a obedecer tus mandatos, aunque a veces parezca que no tienen ningún sentido”

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CUESTIÓN DE PRIORIDADES - 28 SEPT 2012

9/28/2012
Por lo tanto, pongan toda su atención en el reino de los cielos y en hacer lo que es justo ante Dios, y recibirán también todas estas cosas. Mateo 6:33 ¿Qué responderías si te preguntaran cuáles son tus prioridades en la vida? Otra pregunta: ¿Qué hiciste para dar el primer lugar en tu vida a lo que es realmente importante? Cuando de prioridades se trata, la siguiente ilustración de Stephrn Covey te puede ayudar. Imagina una mesa sobre la cual hay una cubeta parcialmente llena de piedras pequeñas. Estas piedrecillas representan las cosas que no son importantes en tu vida. Sobre la mesa hay también varias piedras grandes, que representan las cosas que si son muy valiosas para ti. Se te pide entonces que intentes meter dentro del cubo tantas piedras grandes como sea posible. ¿Cuántas podrías meter siendo que el cubo ya está parcialmente ocupado por las piedrecillas? ¿Tres? ¿Cuatro? El caso es que podrías introducir muy pocas. Supongamos ahora que sacas de la cubeta las piedrecillas y comienzas a llenarla con las piedras grandes primero. Ahora ya no son tres o cuatro las que logras meter. Colocas una tras otra, y otra, y otra… hasta que, increíblemente, logras meter todas las piedras. No obstante, el experimento no termina allí. Tomas ahora las piedrecillas y las colocas en el cubo donde ya están las piedras grandes. ¿Qué observas? Las piedrecillas entran al cubo por los espacios que separan las piedras grandes, hasta que ya no hay espacio para una más. Ahora el cubo está lleno (The Seven Habits of Highly Effective Families [Los siete hábitos de las familias muy efectivas], pp. 160, 161). ¿Cuál es la lección? Si las piedras grandes no entran primero, difícilmente entrarán después. Es decir, organiza tu tiempo de manera que las cosas más valiosas reciban la mayor atención. Después que esas prioridades estén bien atendidas, dedícate entonces a las de menor importancia. Si alguna de estas pequeñeces queda sin atender, no será mucho lo que se perderá. En cambio, si las «grandes piedras» (Dios, la familia, la salud, los estudios…) quedan fuera de tu vida, sufrirás una pérdida incalculable. De las cosas que de verdad cuentan para ti, ¿qué está dentro de la «cubeta» y qué está fuera? Hoy tienes la preciosa oportunidad de dar a cada aspecto de tu vida la importancia que realmente se merece. Solo tú puedes decidir qué quedará dentro y qué quedará fuera. “Dios mío, concédeme sabiduría al organizar mis prioridades de manera que lo importante para ti también lo sea para mí”

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A PRUEBA DE TORMENTAS - 27 SEPT 2012

9/27/2012
Todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Mateo 7:24, NVI Tomemos nuestro versículo para hoy y coloquemos a su lado la siguiente cita: «¡Ojalá comprenda cada uno que es el árbitro de su propio destino! En ustedes yace la felicidad para esta vida y para la vida futura e inmortal» (Mensajes para los jóvenes, p. 23). ¿Qué obtenemos? Tres verdades que bien vale la pena conocer y aplicar en la obra más importante de nuestra vida: la edificación del carácter. La primera verdad que salta a la vista es que tú eres el constructor de tu carácter. Otros te podrán asesorar al construir, pero al final tú serás el responsable de la edificación. Tú escogerás la calidad del material que se usará en la construcción: puedes elegir materiales de segunda (malas decisiones, cultivo de malos hábitos, rodearte de malos amigos, etc.), o de primera. La segunda gran verdad es que la casa tendrá que enfrentar tormentas. No importa qué sitio escojas para construir, puedes estar seguro de que será severamente probada. Lo que esto significa es que tendrás que enfrentar pruebas, pero no tienes que asombrarte ni asustarte porque sin pruebas, sin desafíos, no podrás desarrollarte. La tercera verdad es que tú decides el tipo de fundamento. Esta es la parte crucial de la edificación, porque de nada te servirá planificar con el mayor cuidado y construir con los mejores materiales si al final te equivocas en el tipo de fundamento que sostendrá el edificio. ¿Cuántas opciones hay en esto de decidir el tipo de fundamento? Solo dos: construir sobre la roca o sobre la arena. Sobre la roca edifican quienes ponen su confianza en el Señor Jesucristo, la Roca de los siglos. Estos son los prudentes. Sobre la arena edifican quienes ponen su confianza en los ídolos de este mundo: las riquezas, los placeres y la fama, entre otros. A estos, el Señor los llamó tontos, o insensatos. ¿Sobre qué bases se está levantando el edificio de tu carácter? “Padre amado, hoy quiero edificar sobre la Roca de los siglos, Cristo el Señor. ”

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"NUNCA ME LO CONSULTASTE" - 26 SEPT 2012

9/26/2012
Su Padre ya sabe lo que ustedes necesitan, antes que se lo pidan. Mateo 6:8. «Señor, ¿por qué permitiste que mi sueño se derrumbara en forma tan miserable? ¿Por qué no me diste al menos una señal?» Quien así se expresa es Claudia, una joven recién egresada de la carrera de Publicidad y Relaciones Públicas de una universidad privada. Su sueño consistía en comprar un apartamento tipo estudio para montar allí su agencia de publicidad. Pero ese sueño se evaporó cuando colocó su dinero en manos de un estafador. No sabemos qué respuesta le puede dar Dios a Claudia. Pero podemos imaginar que es la misma que quizás le daría a tantos otros: al joven que confió ciegamente en el amigo que lo traicionó; a la muchacha que muy tarde descubrió las verdaderas intenciones del don Juan que la enamoró. Esa respuesta es: «Tú nunca me lo consultaste». Decidimos seguir adelante con nuestros propios proyectos sin consultar a Dios y, cuando fracasamos, se lo echamos en cara: «Señor, ¿por qué permitiste que su cediera esto?». Es muy sencillo: «Porque tú nunca me lo consultaste». Esta realidad nos recuerda la experiencia del pueblo de Israel cuando fueron víctimas de los truculentos gabaonitas. Dice la Biblia que cierto día se presentaron ante Josué unos hombres que querían firmar una alianza con los israelitas. Alegaban provenir de tierras muy lejanas (ver Jos. 9). Y para demostrarlo, mostraron sus zapatos desgastados, sus ropas raídas y su pan mohoso. Habían oído que Dios destruiría a todas las naciones paganas que habitaban Palestina, y ellos no querían ser destruidos. Josué los observó, les hizo algunas preguntas y, sin mucho protocolo, hizo pacto con ellos. Tres días después los israelitas descubrieron que los gabaonitas ¡vivían a la vuelta de la esquina! Los engañaron vilmente. Y todo porque no consultaron a Dios (Jos. 9: 14). Probable mente Josué y los líderes del pueblo razonaron que no valía la pena molestar a Dios por un asunto tan pequeño. Pero fue un error. Si ahora mismo estás atravesando por alguna circunstancia que te está preocupando, oye esto: sea grande o pequeño, tu problema también preocupa a Dios. Por lo tanto, ¿por qué no llevarlo a él en oración? No pienses que importunas a Dios con tus problemas. Nada de lo que te afecta es insignificante o pequeño para él. ¿No es él, acaso, tu Padre celestial? “Padre mío, gracias porque te interesas en mis grandes problemas, y también en los pequeños.”

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EL ATEO Y EL OSO CONVERTIDO - 25 SEPT 2012

9/26/2012

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LA COBARDÍA NO SIEMPRE ES MALA - 24 SEPT. 2012

9/24/2012
Vale más perro vivo que león muerto. Eclesiastés 9:4 Siempre hemos escuchado que, si no queremos ser víctimas de la tentación, tenemos que evitar a toda costa dar el primer paso en falso; es decir, tenemos que rechazarla desde su primera insinuación. No obstante, ¿qué debemos hacer cuando, sin buscarla, la tentación se presenta ante nosotros? Pensemos en el caso de Eva, la esposa de Adán. ¿Fue Eva conscientemente al árbol del fruto prohibido? No. El libro Patriarcas y profetas, en la página 33, nos dice que «distraída en sus agradables labores, inconscientemente se alejó del lado de su esposo». Su error fue quedarse en «territorio enemigo». ¿Se repite hoy la historia? Sin lugar a dudas, solo que con diferentes escenarios y protagonistas. Un jovencito que está pasando canales de la TV con el control remoto, y de repente se topa con una escena calificada como «X». ¿Qué debería hacer? Unos novios que, sin planificarlo, de repente se encuentran solos en un ambiente romántico, y con las hormonas funcionando al máximo. ¿Qué deberían hacer? Un estudiante que necesita aprobar un examen para graduarse y no tiene las respuestas en su mente, pero que sabe que, a su lado, un compañero está dispuesto a compartirlas. ¿Qué debería hacer? Sí, ¿qué hacer cuando la tentación «nos visita» sin haber sido formalmente invitada? La respuesta nos la dio, curiosamente, el famoso escritor Mark Twain cuando, echando mano de su buen sentido del humor, afirmó que la mejor arma para no ceder a la tentación es la cobardía. Tiene razón. ¿Qué hizo José en Egipto cuando la esposa de Potifar lo acosó sexualmente? ¡Salió corriendo! ¿Qué tal si José hubiera razonado así: «Voy a quedarme aquí y le pediré a Dios que me a ayudar a resistir el ataque de esta fiera»? Los resultados habrían sido desastrosos. No intentes saber cuan fuerte eres para resistir el mal. Miles de jóvenes han arruinado sus vidas porque pensaron que eran suficientemente fuertes para resistir la tentación. O creyeron que nunca serían capaces de llegar tan lejos. Es preferible mil veces que te llamen cobarde, a que «vendas tu primogenitura por un plato de lentejas». Ya lo dijo el sabio: «Más vale perro vivo que león muerto». “Amado Padre celestial, dame valor para huir de la tentación en el momento oportuno”.

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EL PECADO PERSIGUE A SU PRESA - 23 SEPT. 2012

9/22/2012

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PIEDRAS EN EL CAMINO - 22 SEPT. 2012

9/21/2012

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UN TESORO EN LOS BOLSILLOS - 21 SEPT. 2012

9/21/2012
“El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo. Proverbios 18:24, RV 1960″ Mucho se ha escrito de Alejandro Magno, el gran conquistador macedonio: de sus proezas militares, de la rapidez con la que se convirtió en el hombre más poderoso de su tiempo, y de su enorme riqueza. Sin embargo, hay un aspecto destacado de su persona del cual poco se ha dicho, según se desprende de los siguientes relatos, ambos del Diccionario de anécdotas, por María E. Álvarez del Real, (pp. 18,19). Se cuenta que en cierta ocasión alguien le preguntó a Alejandro dónde guardaba sus tesoros. Como si hubiera estado preparado para esa clase de preguntas, el conquistador dio la orden de que trajeran a sus generales. Cuando estuvieron en su presencia, se limitó a decir, mientras los señalaba: «Estos son mis tesoros». Otro relato cuenta que cuando Alejandro estaba en su lecho de muerte, uno de sus generales le preguntó de qué manera pensaba repartir sus riquezas. —Te ruego, Alejandro, que me digas dónde guardas tus tesoros —inquirió el general. —Con mucho gusto —respondió Alejandro. —¿Dónde? —preguntó con interés el general. —En los bolsillos de mis mejores amigos. Muy interesante. Un líder militar tan famoso, tan rico y tan poderoso como Alejandro Magno consideraba a sus amigos como su mayor tesoro. No sorprende, por lo tanto, saber que sus soldados estuvieran dispuestos a dar la vida por su amado general. ¿Son realmente un tesoro los verdaderos amigos? El sabio Salomón, por ejemplo, así lo da a entender cuando escribe que en tiempos de angustia un amigo es como un hermano (Prov. 17:17); y cuando admite que aunque «algunas amistades se rompen fácilmente», «hay amigos más fieles que un hermano» (Prov. 18:24). ¿Cómo consideras a tus verdaderos amigos? ¿Son un tesoro para ti? ¿Puedes pensar ahora mismo en algunos de ellos? Si ya lo hiciste, te hago una propuesta: da gracias a Dios por esos amigos verdaderos, cuídalos como un valioso tesoro, y esfuérzate por ser también tú un tesoro para ellos. He aquí una buena manera de lograrlo: comparte las tristezas de tus amigos y multiplica sus gozos, ¡comenzando hoy mismo! «Padre celestial, quiero tratar a mi verdaderos amigos como un valioso tesoro. Ayúdame a lograrlo, comenzando a partir de hoy”

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ANTES DE DECIR "SÍ" - 20 SEPT. 2012

9/20/2012
“El sabio teme al mal y se aparta de él, pero al necio nada parece importarle. Proverbios 14:16″ A ver cuál es tu opinión en este asunto tan delicado. Una pareja de novios (llamémosla «A») ya comienza a pensar en la posibilidad de casarse. Sin embargo, uno de ellos, el novio, tiene sus dudas. Resulta que su novia es muy vanidosa, y tiende a gastar mucho dinero en su apariencia personal. Aunque él notó el problema antes, ahora que comienzan a hablar de la boda, esa característica de ella se torna preocupante, porque mientras él quiere algo sencillo, ella quiere la boda del siglo, no importa cuánto se endeuden para lograrlo. En el caso de otra pareja (llamémosla «B») los novios ya han fijado la fecha del compromiso. El problema es que a medida que se acerca la fecha esperada, la novia abriga serias dudas acerca de su futuro cónyuge: el muchacho siempre ha sido muy «mujeriego» y, a pesar de estar comprometido para casarse, sigue coqueteando con otras muchachas. ¿Cuál es tu opinión? ¿Debería el novio en la pareja «A» romper su compromiso? ¿Y qué debería hacer la muchacha en el caso de la pareja «B», dado que ya se fijó la fecha de la boda? En el libro El hogar cristiano se encuentra una declaración que nos ayudará a fijar posición en ambos casos: «Aun cuando haya aceptado el compromiso sin una plena comprensión del carácter de la persona con la cual pensaba unirse, no crea usted que ese compromiso la obliga a asumir los votos matrimoniales y a unirse para toda la vida con alguien a quien no puede amar ni respetar. Tenga mucho cuidado con respecto a aceptar compromisos condicionales; pero es mejor, sí mucho mejor, romper el compromiso antes del casamiento que separarse después, como hacen muchos» (p. 39, el destacado es nuestro). ¿Romper un noviazgo después de que la relación ha avanzado tanto? Así es. ¿Qué es preferible: pasar por la incomodidad de dar por terminada una relación, o tener que trabajar toda la vida para costear los caprichos de una mujer vanidosa? ¿Llorar por unos días, o cargar toda la vida con la cruz de un marido picaflor? Es mejor llorar por unos días un noviazgo fracasado, que lamentar toda la vida un matrimonio equivocado. «Padre celestial si en la ruta hacia un matrimonio fracasado, ayúdame a dar marcha atrás antes de que sea tarde” Escrita por: Fendando ZabalaLocución: Kenny Rivas

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MÁS ABURRIDO QUE UNA OSTRA - 19 SEPT 2012

9/19/2012
Matutina de Jóvenes "Dímelo de Frente" MÁS ABURRIDO QUE UNA OSTRA “Cristo mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz. 1 Pedro 2:24″ «Más aburrido que una ostra». Así se sentía James Hudson, un joven de 17 años que no sabía qué hacer ese día de vacaciones. Entonces se le ocurrió revisar la biblioteca de su padre, en busca de algo interesante que leer. Sin mucho entusiasmo, tomó un folleto misionero. «Quizás aquí encuentre alguna historia interesante», pensó. En efecto, encontró el relato de un carbonero enfermo que creía que sus pecados no tenían perdón. Entonces unos amigos lo visitaron y le leyeron varios pasajes de la Biblia. De todos los textos, lo impresionó el que decía: «Cristo mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz» (1 Ped. 2:24). El relato dice que cuando el carbonero escuchó estas palabras, se arrepintió de su vida pecadora y tuvo la seguridad del perdón. Entonces, algo extraño le ocurrió a James Hudson. Mientras leía el folletito, sintió que esas palabras también eran para él: «Cristo murió para que yo también pudiera ser perdonado». En ese mismo instante y lugar, James entregó su vida a Jesús. Más tarde, le contó a su hermana Amelia de la decisión que había tomado, pero le pidió que guardara «el secreto». El caso es que la sorpresa se la llevó él cuando su madre regresó de viaje. —Te tengo una buena noticia, mamá —dijo Jaime. —Ya lo sé todo, hijo mío. —¿Cómo te enteraste? ¿Te ha dicho algo Amelia? Con una sonrisa, su madre le explicó que mientras estaba en casa de su amiga, sintió la necesidad de orar para que James entregara su corazón a Cristo. Oró hasta que tuvo la seguridad de que Dios había escuchado su petición. Lo más impresionante fue saber que ¡esa misma tarde, mientras ella oraba, James estaba leyendo el folletito misionero! (Samuel Fisk, 40 Fasánating Conversión Staries [Cuarenta relatos fascinantes de conversiones], pp. 148-150). ¿Has oído hablar de J. Hudson Taylor? Es el jovencito de la historia. El mismo que durante unos cincuenta años trabajó como misionero en la China; el mismo que cuando murió, dejó establecidas unas doscientas estaciones misioneras con más de ochocientos misioneros y miles de creyentes (Dorothy E. Watts, Pasajes poderosos, p. 127). ¡Lo que puede lograr la oración de una madre! ¡Lo que Dios puede hacer por medio de un joven que se entrega a Cristo! «Señor, te entrego mi vida. Aunque soy joven, úsame para gloria de tu nombre” Escrita por: Fernando ZabalaLocución: Kenny Rivas

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EL GUARDIAN DE LOS ARROYOS - 30 JUN 2012

6/30/2012
Pues a ti [...] yo te he puesto como centinela. Ezequiei 33: 7 Cuenta Peter Marshall, ex capellán del senado de los Estados Unidos, que hace muchos años vivía en las montañas de los Alpes «el guardián de los arroyos».Nadie lo veía trabajar, pero los habitantes del pueblo sabían que bebían agua limpia gracias a él. Todos los días limpiaba las cabeceras de las fuentes de agua de las hojas y de las ramas que caían de los árboles. Cierto día se reunió la Junta Municipal para estudiar el presupuesto del siguiente año. Al revisar los gastos para mantenimiento vieron una partida asignada al «guardián de los arroyos». —¿Quién ha visto a este «guardián de los arroyos»? —preguntó alguien. —Parece que estamos regalando ese dinero —dijo otro. Al final decidieron sacarlo del presupuesto. Y nadie lo echó de menos... hasta que las hojas y las pequeñas ramas de los árboles comenzaron a caer. Poco a poco la basura se acumuló en tal cantidad en las cabeceras de los arroyuelos, que en cuestión de unas pocas semanas el agua comenzó a mostrar un color amarillento. Días más tarde se tomó oscura. Entonces la gente comenzó a enfermarse. Alarmados, los miembros de la Junta Municipal volvieron a reunirse. ¿Qué estaba causando esta calamidad? Era el agua. Después de examinar la situación, decidieron reincorporar al fiel trabajador. En cuestión de semanas, los habitantes del pueblo disfrutaron una vez más de las cristalinas aguas de sus arroyos (The Best of Peter Marshall [Lo mejor de Peter Marshall], pp. 66, 67). «Y esto, ¿qué tiene que ver conmigo?», podrías preguntar. Mucho, porque estás en este mundo para cumplir una misión aún más importante que la de cuidar de las fuentes de agua. Hoy Dios cuenta contigo para que seas un guarda, un centinela, de los principios de su Santa Palabra. Cuenta contigo para que seas su representante dondequiera que estés. Cuando día tras día, silenciosamente, cuidas de tu mente y de tu cuerpo, cuando respetas a tus padres, cuando resistes con firmeza la presión de tus amigos a hacer lo malo, cuando vives una vida íntegra, entonces, al igual que el «guardián de los arroyos», te conviertes en una bendición para los demás. Y lo que es todavía más importante, honras el nombre de Aquel que vino a este mundo no para ser servido, sino para servir. Santo Espíritu, dame hoy tu poder para ser un fiel guardián de tus verdades eternas.

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ARQUITECTOS DEL DESTINO - 29 JUN 2012

6/29/2012
El jefe le dijo: «Muy bien, eres un empleado bueno y fiel; ya que fuiste fiel en lo poco, te pondré a cargo de mucho más. Entra y alégrate conmigo». Mateo 25: 21 Se dice con mucha razón que la vida es lo que cada uno hace de ella. Esta realidad está muy bien ilustrada por cierta pintura que se encontró en un templo antiguo. En ella se observa a un rey que convierte su corona en una cadena. A su lado está la figura de un esclavo que convierte sus cadenas en una corona. La enseñanza básica de esa pintura es la que de manera contundente también expresa Elena G. de White: « ¡Ojalá comprenda cada uno que es el árbitro de su propio destino! En ustedes yace su felicidad para esta vida y para la vida futura e inmortal» (Mensajes para los jóvenes, p. 23). Dicho de otra manera, no son las circunstancias las que determinan la calidad de la vida, sino la manera como nosotros decidamos manejar esas circunstancias. Sin embargo, algunos jóvenes se pasan la vida lamentando lo que no tienen. Razonan que serían felices si pudieran pertenecer a una familia con mayores recursos económicos. O si tuvieran por lo menos algunos de los atributos de sus amigos o amigas: un mejor cuerpo, mayor inteligencia, más habilidad para los deportes, una voz más agradable, el talento de la música o el don de la simpatía. Si ahora mismo estás cometiendo ese error, conviene recordar la parábola de los talentos (ver Mat. 25: 14-30). El jefe de un negocio entregó a tres trabajadores una determinada cantidad de dinero para que lo invirtieran. Dos de ellos así lo hicieron y produjeron ganancias, pero uno escondió el dinero por temor a perderlo. Cuando el jefe regresó, premió a los que habían invertido sus recursos dándoles aún más. Pero al que escondió el dinero, lo llamó «empleado malo y perezoso» y, además, le quitó lo que tenía. Por esta razón se nos aconseja: «Los talentos,aunque sean pocos, han de ser usados» (Palabrasde vida del gran Maestro, p. 264). ¿Qué estás haciendo con los talentos que Dios te ha dado? Recuerda que lo importante no es cuánto tienes, sino qué estás haciendo con lo que tienes. “Señor, hoy me propongo hacer lo mejor con los dones que me has dado”.

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DIME CON QUIEN ANDAS - 28 JUN 2012

6/28/2012
El necio cree que todo lo que hace está bien, pero el sabio atiende los consejos. Proverbios 12: 15 No hay una lista de «Los diez refranes más populares de todos los tiempos», pero si la hubiera, hay uno que con toda seguridad estaría en el tope: «Dime con quién andas, y te diré quién eres». ¿Tenían razón nuestros abuelos y nuestros padres cuando nos repetían estas palabras? Una investigación realizada por la Universidad de Columbia, Estados Unidos, confirma que hay sabiduría en el viejo refrán. Entre los hallazgos más relevantes, el estudio encontró los siguientes: Es mucho más probable que un joven consuma marihuana si más de la mitad de sus amigos ya la está consumiendo. Las posibilidades de que un joven vea pornografía en Internet aumentan hasta tres veces si la mayoría de sus amigos ya lo hace. Si al menos la mitad de sus amigos son sexualmente activos, el riesgo de que el joven consuma alcohol aumenta treinta veces; el de consumir marihuana, veintidós veces; y el de fumar, cinco veces (Courtney C. Radsch, New York Times, edición electrónica, 20 de agosto de 2004). Los investigadores aclaran que el estudio no trata de establecer una relación de causa-efecto, sino más bien mostrar que hay una estrecha relación entre los amigos del joven y los hábitos que este adopta. Dicho de otra manera: las posibilidades de que un joven se involucre en conductas indeseables aumentan considerablemente si sus amigos participan de manera habitual de esas conductas. Estos resultados, por supuesto, no sorprenden a nadie. Todos queremos ser aceptados, no rechazados, por nuestros amigos. El problema se produce cuando, para lograr esa aceptación, nos vemos obligados a pagar un precio demasiado elevado. Y este es, en mi opinión, el punto central del estudio de la Universidad de Columbia. Ya sabíamos que los amigos influyen en nosotros. ¡Pero tanto! Alguien podrá alegar que se trata de solo un estudio. Sin embargo, ¿será necesario esperar que otros estudios confirmen lo que durante tantos años nos han dicho los abuelos? Ellos ya nos lo advirtieron: «Dime con quién andas, y te diré quién eres». Y hasta ahora nadie ha podido demostrar que estaban equivocados. ¿Escucharemos a los abuelos? ¿O pasaremos a formar parte de las estadísticas? “Padre celestial,ayúdame a escuchar el consejo de las personas adultas que desean mi bienestar. Y dame sabiduría para escoger bien a mis amigos”.

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ACCESO TOTAL - 27 JUN 2012

6/27/2012
"No hay nada escondido que no llegue a descubrirse, ni nada secreto que no llegue a conocerse y ponerse en claro". Lucas 8: 17 Nuestro versículo de hoy me recuerda una historia que leí en el libro de ilustraciones Treasury of the Christian World (Antología del mundo cristiano, p. 358), de A. Gordon Nasby. El relato tiene como protagonista a Edwin Booth (1833-1893), un famoso actor estadounidense del siglo XIX. Durante sus mejores años, Edwin se presentó en los escenarios más distinguidos de los Estados Unidos y de Europa. Incluso llegó a fundar su propio teatro. (Por cierto, su retiro prematuro de la actuación se produjo cuando su hermano menor, John, asesinó al presidente Abraham Lincoln, el 14 de abril de 1865). Se cuenta que un ministro religioso quería asistir a una obra protagonizada por Edwin, pero temía que alguien de su congregación pudiera verlo. « ¿Qué dirían mis feligreses —se preguntaba— si supieran que estuve en el teatro?» El caso es que el pastor se las arregló para obtener una entrevista con el famoso actor. —¿Podría hacer arreglos para que se me permita entrar por una puerta que no sea la principal? —preguntó el pastor. —Lo siento mucho —replicó Edwin—. No hay puertas en mi teatro a través de las cuales Dios no pueda entrar. ¡Tremendo regaño! ¿Podría yo decir lo mismo? ¿Podría yo también afirmar que las puertas de mi hogar, de mi cuarto, de mi biblioteca; los archivos de mi computadora, mi colección musical, mis revistas; en una palabra, toda mi vida está abierta para que Dios pueda entrar? Si es verdad que entre los buenos amigos no hay secretos, entonces las puertas siempre deberían estar abiertas para el Señor Jesús,nuestro mejor amigo. ¿Tú qué piensas? ¿Estás permitiendo que Jesús sea Señor de toda tu vida? ¿O hay alguna puerta que ahora mismo estás cerrando para que él no entre? Abramos todas las puertas. Que en nuestra vida no haya reservas para Dios. Que no haya lugares secretos. Que no quede un solo rincón al cual nuestro Padre celestial no pueda entrar. “Padre celestial, a partir de hoy te abro todas las puertas de mi vida. Que la dulce influencia de tu Espíritu santifique todo mi ser”.

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PARA CUBRIR LA DISTANCIA COMPLETA - 26 JUN 2012

6/26/2012
Para cubrir la distancia completa ¿Pueden dos caminar juntos sin antes ponerse de acuerdo? Amós 3: 3, NVI Alguien ha dicho, y con razón, que los tres eventos más importantes en la vida de una persona son el nacimiento, el matrimonio y la muerte. Sobre el primero y el tercero tenemos poco o ningún control. En cambio sobre el segundo (el matrimonio), la decisión está completamente en nuestras manos. Y aunque la gente dice por ahí que el amor es ciego, mi consejo es que abras bien los ojos al elegir a la persona con la que te propones pasar el resto de tu vida. ¿Quién puede ser tan torpe como para emprender un largo viaje, uno que durará toda la vida, sin hacer ningún tipo de preparativos? El matrimonio es como un largo viaje, que termina solo con la muerte. Es absolutamente indispensable, por lo tanto, que hagas algunas preguntas sobre esa persona que te acompañará en la travesía. De manera particular, me gusta la lista de preguntas del Dr. Harold Shryock (Happiness for Husbands and Wives [La felicidad para los esposos ylas esposas], pp. 28, 29; adaptado). La persona con la que me pienso casar, ¿es alegre? (Si no lo es ahora, difícilmente lo será después del matrimonio). ¿Puede manejar los desacuerdos sin enardecerse? (La incapacidad para manejar las diferencias de opinión es señal de inmadurez). ¿Son estables sus emociones? (La persona inestable es impredecible). ¿Qué piensa en temas de moral? (Sus conceptos de lo bueno y lo malo reflejan la clase de persona que es). ¿Es capaz de trabajar en equipo? (El matrimonio es un equipo en el que cuenta la opinión de cada uno). ¿Le gusta aceptar responsabilidades? (Son muchas las cargas del matrimonio como para que solo uno las lleve). ¿Ha tenido éxito al enfrentar desafíos? (El matrimonio es el mayor de los desafíos). ¿Le gusta ayudar a la gente necesitada? (La persona que ayuda demuestra que no piensa solo en sí misma). ¿Puedo decir que admiro a esta persona? (Por lo general, se suele admirar lo que nos resulta valioso). ¿Es una persona respetuosa de los temas espirituales? (Lee una vez más el versículo para hoy). El matrimonio no es un simple «paseo».Es un viaje para toda la vida. Asegúrate, entonces, de escoger bien al compañero o a la compañera de viaje. A fin de cuentas, «¿pueden dos caminar juntos sin antes ponerse de acuerdo?» “Ayúdame, Señor, a escoger a la persona que me acompañará durante mi paso por esta vida”.

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Como lo hara? Oct 7 2010

10/6/2010

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El pelea por ti Oct 5 2010

10/5/2010

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